GREMIAL

Una gran pérdida

| Luis Javier Castro Naranjo. Especialista en Obstetricia y Ginecología

Desde el 31 de octubre del año 2023 se cerró definitivamente el servicio de maternidad del Hospital San Vicente Fundación que afectará de manera grave la atención a las mujeres más enfermas y más necesitadas de Medellín, Antioquia y otros departamentos del país, entre los que se destacan Chocó y Córdoba. Fueron muchos años de labores ininterrumpidas desde la creación del Hospital en el año de 1913 por don Alejandro Echavarría Isaza.

La Universidad de Antioquia de la mano del Hospital y desde un comienzo, contribuyó a la solución de los problemas de salud maternos y perinatales de esta población tan vulnerable. Entre los pioneros se destacan los médicos formados en Francia Nepomuceno Jiménez Jaramillo y Alberto Bernal Nicholls. El primero un gran obstetra que dirigió la maternidad durante muchos años. El doctor Bernal, aunque inicialmente quería estudiar Pediatría finalmente se entrenó en París como Gineco-obstetra.

Bernal Nicholls fue el creador de la consulta prenatal en Colombia, entre otras cosas, es también la primera consulta externa en nuestro medio; autor del libro su Majestad el niño, fue tan importante su trabajo que llegó a ocupar la rectoría de la Universidad de Antioquia.

Durante más de 100 años cientos de especialistas en Obstetricia, Ginecología, Endocrinología, Medicina Fetal, Pediatría y con el apoyo de todas las áreas de la medicina se dedicaron a salvar vidas de madres y recién nacidos. Las pacientes han sido mujeres muy enfermas con cardiopatías complejas, con cáncer, con enfermedades reumatológicas como el lupus eritematoso sistémico, diabéticas; mujeres con insuficiencia renal, señoras trasplantadas, con enfermedades neurodegenerativas, con enfermedades infecciosas como el VIH/SIDA, con tuberculosis, con perdida repetida del embarazo.

Este cierre es simplemente una muestra más de la desprotección que padecen nuestras maternas y que se agravó hace 10 años cuando se empezaron a cerrar camas de maternidad y recién nacidos por toda la ciudad. Se dejaron de atender partos en varias clínicas particulares; con la excepción de Manrique ya no se atienden tampoco en las Unidades de METROSALUD. Hace unos pocos meses se clausuró el servicio en la Clínica del Rosario del Centro y estuvo interrumpido durante 6 meses el servicio en Manrique.

Todo lo anterior ha producido un caos en los prestadores que todavía ofrecen estos servicios como la Clínica Universitaria Bolivariana y en particular la Clínica del Prado y el Hospital General de Medellín que son los encargados del mayor volumen de la atención; se viven situaciones dantescas porque como dice el dicho no hay cama para tanta gente y el personal de salud está al borde de un ataque de nervios.

Por otra parte, se afecta seriamente la formación del recurso humano en salud. Los médicos en formación cada vez tienen menos posibilidades de atender maternas y esto ya se refleja en los pueblos de Antioquia donde ya casi no se prestan servicios de obstetricia porque el hospital no cumple con los requisitos de habilitación o porque los médicos que están en el servicio social obligatorio no tienen la capacitación adecuada para hacerlo.

Además, es alarmante el número de facultades de medicina que se crean en el país. En Medellín están la de la Universidad de Antioquia, la de la Pontificia Bolivariana, la del CES, Fundación Universitaria San Martín, Corporación Universitaria Remington, Universidad Cooperativa de Colombia, Escuela de Ingeniería de Antioquia y vienen otras escuelas de medicina como la de la Universidad Nacional. No creo que los campos de práctica alcancen para una adecuada formación de los estudiantes, no solo en el área materno-infantil sino en los distintos campos de la medicina.

Entre las causas que llevan al cierre de camas para la atención de las maternas y los niños se destacan las económicas y las altas exigencias en requisitos para la habilitación de los servicios que hacen los entes sanitarios. En un foro reciente en el Concejo de Medellín se dijo que en promedio un hospital o clínica pierde alrededor de 240.000 pesos en la atención del parto y la gerencia de la Clínica Bolivariana refirió que allí se pierden 500 millones de pesos cada mes por la atención obstétrica.

Hagamos algo para salvar las vidas de nuestras mujeres y niños, que se reabran los servicios que han sido cerrados; repito con el tuerto López como consta en el Texto Integrado de Obstetricia y Ginecología: “Que cosas en el proscenio, risible de la creación, que muchas veces un genio depende del comadrón”. Agregaría y de las maternidades como la del Hospital Universitario San Vicente Fundación.