VARIEDADES

─Opiniones de un médico prejubilado-

OPINOMETRO MÉDICO

LAS TERAPIAS ALTERNATIVAS

| Emilio Alberto Restrepo Baena

Los tratamientos alternativos, como la homeopatía, las drogas naturistas y los extractos de plantas, han ganado popularidad en los últimos años como alternativa a los tratamientos convencionales. Sin embargo, existen muchas críticas y dudas sobre la eficacia y seguridad de estos tratamientos.

Porque en la literatura médica convencional hay muchos estudios y muchas opiniones en  contra la utilidad de estos tratamientos alternativos.

Empecemos con la homeopatía. La homeopatía se basa en la idea de que «lo semejante se cura con lo semejante», y se cree que los medicamentos homeopáticos, que a menudo están hechos de sustancias naturales diluidas, pueden estimular la capacidad del cuerpo para curarse a sí mismo. Sin embargo, la evidencia científica sugiere que la homeopatía es ineficaz para tratar cualquier afección. Además, los medicamentos homeopáticos a menudo están diluidos hasta el punto en que es improbable que contengan cantidades significativas de la sustancia activa, lo que plantea serias dudas sobre su seguridad y eficacia.

En segundo lugar, debemos considerar las drogas naturistas. Las drogas naturistas son aquellas que se obtienen de plantas, hierbas y otros productos naturales y se utilizan como tratamiento para una variedad de afecciones. Aunque las drogas naturistas a menudo se consideran más seguras que los medicamentos sintéticos debido a su origen natural, no existe evidencia suficiente para respaldar la eficacia de estos tratamientos. Además, algunas drogas naturistas pueden ser tóxicas o interactuar negativamente con otros tratamientos, lo que pone en peligro la seguridad del paciente. Porque el hecho simple de ser “natural”, no convalida que sea seguro. Por ejemplo, el veneno de las serpientes es natural, sin embargo es de una alta toxicidad que puede implicar situaciones de enfermedad y muerte. Lo mismo muchas plantas y muchos minerales que están ampliamente difundidos por la naturaleza. Y pueden tener un efecto dual. Por ejemplo la digital, en dosis adecuadas, sirve para la insuficiencia cardíaca, pero en dosis altas es perjudicial. Y en el uso cotidiano, no se garantiza que las dosis sean tituladas o aportadas para conservar el equilibrio entre eficacia y efectos secundarios. Muchos productos ni siquiera están regulados y en las tiendas, los laboratorios pueden no estar sujetos a regulaciones de calidad. Siendo prosaicos, todos conocemos el caso de un distribuidor que mezclaba azafrán y almidón y lo hacia pasar por cúrcuma, o el proveedor de una sustancia “milagrosa” para el cabello, con especial énfasis en la alopecia causada por quimioterapia, que envasaba aceite  de cocina con lanolina y , colorantes y aromatizantes. Los pacientes pensaban con toda la buena fe que el producto era regenerativo, se lo aplicaban y decían que incluso les servía. Mientras tanto el empresario se reía con malicia, se frotaba las manos y contaba con fruición los billetes que le entraban en cascada.

Por último, debemos considerar los extractos de plantas. Los extractos de plantas son productos obtenidos de plantas y hierbas y se utilizan como tratamiento para una variedad de afecciones. Aunque los extractos de plantas a menudo se consideran más seguros que los medicamentos sintéticos debido a su origen natural, no existe evidencia suficiente para respaldar la eficacia de estos tratamientos. Además, los extractos de plantas pueden ser tóxicos o interactuar negativamente con otros tratamientos, lo que pone en peligro la seguridad del paciente.

Mucho se puede decir también de otras terapias alternativas como los sahumerios, los lentes, la infiltración de cicatrices, el uso de rayos láser y digitopunturas, la auriculoterapia, la terapia con abejas las rocas, la musicoterapia, la acupuntura, ciertos masajes, los prismas y tantas otras cosas que podrían tener un efecto placebo, pero no siempre están avalados por la ciencia médica. Como complemento a terapias probadas, no tendrían mayor problema si el paciente siente que le sirven y en su libre decisión quiere hacer uso de ellas. El problema es cuando se usan como terapia única para una enfermedad grave que se pudiera tratar con métodos convenciones probados por el método científico o cuando es clara la finalidad de lucro por encime de otras consideraciones.

En conclusión, los tratamientos alternativos, como la homeopatía, las drogas naturistas y los extractos de plantas, no están respaldados por la evidencia científica, falta mucho rigor para su prescripción, se sugieren estudios a la luz de la ciencia epidemiológica con criterio estadístico y regulación por parte de los entes estatales para la supervisar su distribución y comercialización.